vino ayer a visitarme,
y una brisa recorrió mi cara
mientras tu olor respiraba
envuelta entre hojas secas
sobre la hierba pisada.
Mis pies,
ya cansados del camino,
reposaban en el tronco
de un árbol caído.
En mi, brotaban recuerdos,
del abrazo que no tengo
de la ausencia de tus besos
de las manos…
que se han ido.
La luz se tornó tibia y oscura
al percibir la amargura
que mis ojos reflejaban,
mi voz temblorosa
preguntó:
¿qué hacer sin el roce de tus labios,
sin el timbre de tu voz?
La luz tenue contestó:
Al tronco vivo
lo cura el tiempo,
el viento a ráfagas
sanará la herida de tu corazón.
Si, pero mientras tanto,
dime...
¿Qué hacer con mi vida?
¿Dime, qué hacer sin ti?
Estar contigo para siempre
me parecía poco tiempo,
ahora estar sin ti para siempre
me parece eterno.
Luisa LG
