Mi mejor poema lo escribí; un día de
invierno sentada frente al mar,
- siempre me inspiró el azul del mar
-, el viento azotaba con fuerza a las olas haciéndolas romper con impetuoso
vigor contra las rocas, mi bufanda se zarandeaba como una bandera ondeando en
lo alto
de un mástil, mientras las musas jugueteaban a despeinar mi cabello susurrándome sin cesar cada verso,
- mi mano
no podía dejar de escribir - y mis ojos, mis ojos clavados en el horizonte no
dejaban de contemplar embelesados aquel hermoso paisaje qué...
Perdón, creo que me confundí de
poema, ¡sí, ahora lo recuerdo bien!, mi mejor poema lo escribí; una tarde de
otoño, con los ojos inundados de lágrimas, sin más compañía que, la de mi
soledad y mi tristeza, escribía sobre las hojas secas que caían de los árboles, mientras
la oscuridad cerraba la luz del día atravesando mi corazón, pero éste, éste tampoco
fue mi mejor poema, quizá sí, el más triste.
Tal vez mi mejor poema lo escribí; una
mañana de domingo, era primavera y el olor a hierba recién cortada hacia volar
mis sentidos tumbada junto a la orilla de aquel maravilloso río, recuerdo como
el sol brillaba aquel día intensamente sobre el agua, y aquel ave posada en la
senda, me regalaba su sonrisa,
- parecía más feliz que yo -.
Comencé a escribir un poema que se
llamó: “Gaviota”, pero de esto hace ya mucho tiempo, tampoco pudo ser mi mejor
poema…
Quizá pudo ser una noche de verano;
en la que la fiebre se apoderó de cada surco de mi cuerpo, la piel me ardía, y
mi mente desvariaba imaginando hermosos versos.
El chasquido de la lluvia sacudía mi
ventana, pero yo, yo sabía perfectamente que era la inspiración la que no cesaba
de golpear queriéndose cernir entre el calor de mis sábanas. Cuando desperté,
no recordaba ni un solo verso, y el numen se había esfumado.
Sinceramente pienso qué, el mejor
poema nunca llegará a estar escrito, porque el poeta cuando cree que ha
conseguido escribir su mejor poema, se exige más a si mismo en el siguiente, y
en el posterior a éste, y así sucesivamente con la entrega total de superarse y
llegar a conseguir el poema perfecto jamás encontrado.
Lo que si sé sin duda alguna, es
que, éste, no es mi mejor poema.
Luisa